martes, febrero 14, 2006

LA INOCENCIA POLÍTICA


La verdad es que cuando se milita en un partido político se pasan por distintas fases. Inocencia, inocencia+entusiasmo, entusiasmo, entusiamo+experiencia y finalmente experiencia. Pero estoy obviando un tema fundamental, y es el paso intermedio que se produce entre las dos últimas fases. En esa etapa se reciben sinsabores, derrotas y ciertas contrariedades.

Hay gente que opta por abandonar, otra se retira a un segundo plano, otras personas siguen, creyendo que la idea general e ideales que sustentan el partido están por encima de sus derrotas en lo personal y, finalmente, hay militantes que se enquistan en el odio y el rencor y van a piñón fijo, atacando siempre a aquellos que considera que han sido los que le han descabalgado.

No obstante esto no es tan sencillo, puede haber verdaderas puñaladas traperas que le hagan a uno abandonar, puede que el partido se desvíe de lo que una persona considera que eran sus orígenes ideológicos o existir otros muchos condicionantes que hagan que el desengaño se produzca.

Pero hay una clase de personas muy concretas a las que me quiero referir, aquellas que se dedican a repetir el tópico “y qué hay de lo mío”. Son personas con mucha experiencia, que han batallado por el partido, y que en muchos casos han obtenido algún cargo remunerado. Y, una vez probado, es un sabor que les cuesta mucho abandonar. Hay partidos que son expertos en callar ese tipo de disidentes, y así el PSOE o el PP colocan (aunque sea en un rango inferior al que tenían) a estas víctimas de la maquinaria inexorable que provoca el propio funcionamiento interno y de los avatares externos (elecciones principalmente).

Pero para aquellos partidos que no tienen esa capacidad le salen auténticos granos en el culo. Ya que si están resabiados, no creen en nada y además ha pasado y sigue pasando a través de esas personas información sensible ya se ha liado la gorda. Porque esa información será manipulada, se le añadirá todo el barro y toda la mierda que sean necesarias para que la necesidad vengativa sea saciada. Esos descreídos, que van de sobrados y que creen que su visión de cómo ha de funcionar el mundo y el partido es la única válida y verdadera, son los potenciales fundadores de los partidos más reaccionarios que se puedan pensar, ya sea por la izquierda o la derecha.

También es cierto que esa actitud tiene una fecha de caducidad, primero porque el propio partido se encargará de “purgar” a esas personas (de una manera u otra), cosa que, en el fondo, y desde mi punto de vista no hace falta. Cuando el rencor rebosa los argumentos y ataques son cada vez más burdos y bordes y el apoyo que pueda tener se limitará a una camarilla que quedará desacreditada por sus posicionamientos autistas.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

A mi me desfloraron politicamente con la expulsion y batasunizacion de chobenalla co.

Florencio dijo...

bueno, para mi solo fue una nueva patada en el trasero (para aquel entonces ya me habia salido un callo y resulto menos doloroso...)