martes, agosto 27, 2013

Derechas e izquierdas

La Primera Guerra Mundia (1914-1918), marcó a Europa y muy especialmente a Alemania, había un fermento ideológico de fracaso, desengaño por la unidad lograda por Bismarck y por los políticos de la República de Weimar. Para mucha gente urgía la búsqueda de una salida alternativa a lo existente y numerosos grupos comenzaron a utilizar un lema que decía: "No somos ni derechas ni izquierdas, somos la vanguardia".

Estos lemas son recurrentes en momentos de crisis como el que estamos viviendo. Las personas están desengañadas, no ven que lo que ha estado funcionando hasta el momento pueda solucionar los problemas actuales, y tienen razón, puesto que en gran medida los que han creado el problema son los que dicen que tienen la solución, vamos, que es poner al zorro al cargo del gallinero.

He aquí un delicioso vídeo, de hace más de 50 años, terriblemente actual:


Pone el dedo en la llaga, para que el sistema español haya llegado al nivel de podredumbre actual, ha sido necesario que la sociedad en conjunto haya transigido o haya mirado hacia otro lado. Ahora todo el mundo se escandaliza de que haya gatos gobernando a los ratones, pero ¿a quiénes han votado mayoritariamente?

Tampoco es momento de reproches, es difícil llevar tu propia vida con tu trabajo (o la falta del mismo), la familia, las amigas, las preocupaciones  y las alegrías como para encima hacer un análisis profundo de cómo funcionan las cosas, aunque sea deseable ese conocimiento más profundo lo que la mayoría de personas desea es que las cosas funcionen... Si ahora es el momento en el que más gente está abriendo los ojos, bienvenido sea.

Vivimos en un sistema no ya bipartidista (que también) sino en un sistema partidista. Mi experiencia me dice que quienes llegan a la cima de los partidos tradicionales son las personas sin escrúpulos, las que no dudan en alabar lo que dicen los jefes aunque no coincidan con ellos a cambio de que éstos les designen sucesores, en los partidos es necesario que el aparato del mismo (con sus liberados pagados con sueldos públicos) machaquen cualquier resistencia y ensalcen a quienes luego van a decidir si les siguen contratando o no.

El sistema es muy bueno pervirtiendo las mejores intenciones, hemos visto cómo los partidos más reformistas, más cañeros, aquellos que iban a cambiar el mundo una vez pillan asientos y subvenciones dejan de ser tan combativos. Se comienzan con las "hipotecas ideológocas", se ve lo que manejan los partidos "tradicionales" y se desea eso, "para cambiar la sociedad de verdad", sin darse cuenta de que cuando hipotecas tus ideas (aunque sea parcialmente) te pones al servicio del sistema que dices que quieres cambiar...

Las izquierdas y las derechas, no creo que sean conceptos tan fácilmente enterrables. En todas las sociedades conviven la pulsión del cambio, con la necesidad de la estabilidad, cuando ese equilibrio se rompe surge la crisis y se buscan nuevas soluciones. En el siglo XX se optó por los extremos revolucionarios de la izquierda y de la derecha, no sé hacia dónde iremos en este siglo XXI, pero lo que sí que está claro es que el sistema necesita un reinicio.

Una revolución (de izquierdas o de derechas) ciertamente forzaría un reinicio, pero no veo que sea ni plausible ni en última instancia positivo, una revolución de izquierdas o de derechas dejaría por fuerza a prácticamente la mitad de la población fuera, escaldada y/o resentida. Lo que de verdad considero que hace falta es una revolución ética, la podredumbre afecta a izquierdas y derechas, porque el sistema tiene la simiente de la descomposición.

Como ciudadanas no podemos criticar a un empresario por ladrón en la barra de un bar donde sabemos que la camarera cobra 500 euros por 60 horas semanales, porque estás contribuyendo a la explotación y la miseria que criticas, no puedes criticar a un político por ladrón y después exigir facturas sin IVA al mismo tiempo que pides la prótesis de cadera de última generación a la seguridad social porque tu abuela se ha caído.

Soy de izquierdas, soy independentista aragonés, es mi ideología y no pienso renunciar a ella. Pero en estos momentos dame un político de derechas españolista que sea sinceramente honesto, una persona que se crea que la política es servicio a los demás (con sus ideas) antes que a un gilipollas que se diga de izquierdas y soberanista.

Hace falta un reinicio y actualmente solo veo dos opciones, o revolución (de derechas o de izquierdas) o que la sociedad fuerce a cambiar el sistema desde fuera. En Roma mandaban los patricios y lógicamente legislaban a su favor, los plebeyos tenían más obligaciones que derechos, así que en diferentes ocasiones se secesionaron de la ciudad de Roma, salían de la misma y montaban su propia ciudad, con sus leyes y sus normas. Lógicamente los patricios necesitaban a los plebeyos más que los plebeyos a los patricios y así fueron consiguiendo los derechos ciudadanos.

Hay que dejar a los políticos de toda la vida (gatos negros o blancos, rayados o moteados) solos, aislados, hay que generar una revolución ética de la sociedad y sin que cada una renunciemos a nuestras ideas, a nuestra ideología. Es el momento de exigir transparencia, sinceridad y honestidad a todas, no nos dejemos cegar por las cortinas de humo (sea Gibraltar, sea el "y tú más"). Tenemos que secesionarnos del sistema político actual y desde fuera empujar como sociedad civil por el cambio, ahora mismo meterse en la "política tradicional", por muy buenas que sean tus intenciones significará enmerdarte, significará aceptar que el sistema es suficientemente bueno, cuando no lo es.

Mi opción, la tengo clara, Escaños en Blanco, mandemos a los políticos al paro. Para la que quiera leer:

http://escanos.org/sobre-nosotros/