lunes, marzo 19, 2007

Nuestro estatuto, nuestros políticos


Aragón ha sido siempre una tierra dura, nunca ha sido fácil vivir en este país, y sólo el esfuerzo, el trabajo y el sudor de las gentes que lo han habitado han mantenido vivo el nombre de esta nación milenaria. Y aquí, desde la lejana Inglaterra, un escalofrío de orgullo me recorre cuando la gente me pregunta de dónde soy y yo les respondo que soy aragonés.

Desgraciadamente no son estos días para estar alegre, y aunque la honra de sentirse aragonés no ha disminuido sí que siento pena, insatisfacción, rabia y repugnancia de la clase política aragonesa. Una clase política que juega a ser el tonto del pueblo, y si jugar ese rol sólo les afectase a ellos la cosa no sería realmente grave; pero no, gracias a su suma ineptitud es el Pueblo (esta vez con mayúscula) el que sufre las consecuencias, gracias a sus posiciones serviles y sumisas Aragón tiene menos futuro que otros territorios del Estado que sí que han sabido jugar sus cartas. Gracias a mi clase política, aquellos que tienen la espalda bien cubierta y caliente por el cómodo sillón de cuero de su acta de diputado/a, no podré volver a Aragón. Seguiré viendo cómo nieva en este día gris al Norte de la frontera de Inglaterra con Gales, seguiré leyendo la prensa, viendo las fotografías de nuestra clase política sonriendo en Madrid. Seguiré viendo cómo el único partido que se niega a una humillación que llevamos siglos soportando es ninguneado por los que llevan desde siempre en el poder, uno u otro bando, lo mismo me da¡, puesto que por mucho que se peleen entre ellos siempre se terminan entendiendo para alicortar la libertad de Aragón. Eso sí, con el apoyo de los que dicen que llevan 30 años defendiendo Aragón, con lo que habría que preguntarse a quién están defendiendo si después de 30 años estamos donde estamos.

Sí, esta es la historia de un cabreo con la clase política, pero también con la ciudadanía. Parece que el trasvase no logró despertar a la gente. Aragón es una colonia interior, para España Aragón está destinado a ser una reserva estratégica de terreno y de agua, grande, deshabitada, sin cohesión social y servil, sobre todo servil. La mayoría de nuestra clase política parece estar trabajando duro para ello, si un día España llega a tener la bomba atómica no necesitará un atolón perdido en el Océano Pacífico, ya tiene a Aragón para hacer las pruebas pertinentes, y no nos preocupemos, que ya habrá algún presidente/a o vicepresidente/a que nos venderá las bondades de esa iniciativa, recalcando los puestos de trabajo que se crearán recogiendo la basura nuclear.

Por último diré que todo proceso colonizador termina o con la asimilación del país o con la independencia del mismo. En nuestras manos está comparar a qué territorios del Estado les ha ido mejor, si a los reivindicativos o a los serviles y nuestra decisión es decidir qué es lo que queremos.