miércoles, febrero 01, 2006

Ya es hora de desertar


En la literarura militar, que no militarista, las personas que han vivido la guerra desde el fango de la trinchera coinciden en distintas cuestiones, como la brutalidad, la sinrazón de las batallas y, curiosamente, en la insensibilización que se produce frente al sufrimiento ajeno y frente a las atrocidades que día tras día un soldado del frente puede llegar a ver (cadáveres corriendo sin cabeza, ratas alimentándose de los que eran tus compañeros, personas quemadas vivas... y un largo etcétera que no voy a enumerar ahora por no herir alguna sensibilidad). Todas estas cosas son asumidas sin más, en parte por pura supervivencia mental y parte por la cotidianeidad conque estos y otros hechos más cruentos se producen.
Afortunadamente vivimos en una sociedad en la que prima la tranquilidad y civicidad en líneas generales. Sin embargo a toda generalidad le surgen sus excepciones y en este país nuestro una de esas excepciones son los espectáculos taurinos. En estas "fiestas" la gente paga por ver cómo se tortura a un animal, se le lancea, se le marea, se le desorienta, se le hace comportar de manera anómala, se le clavan arpones y finalmente se le mata a espadazos y/o puntillazos. Todo esto en el más reglamentado y supuestamente vigilado de los espectáculos taurinos, lo que llega a ocurrir en determinados pueblos es más propio de talibanes que de personas supuestamente civilizadas.
Me gustaría plantear un ejercicio mental, que la gente se imaginase que viera por primera vez uno de estos espectáculos, estoy seguro de que la mayoría de las personas terminaría horrorizada o vomitando (como les pasa a muchos turistas japoneses bienintencionados que van a ver una corrida). La costumbre, el ver desde pequeños/as corridas en la televisión, al animal vomitando sangre en directo, ver cómo los matadores intentan y reintentan acabar con el animal, observar esa violencia gratuita en horario de todos los públicos nos insensibiliza, nos hace ver que eso ocurre porque sí desde siempre, como los soldados del frente, y ya es hora de acabar con la impunidad de los carniceros vestidos con traje de luces, ya basta de divertirse con el sufrimiento ajeno, ya basta de perpetuar una acción medieval, ya basta de salvajismo disfrazado de arte. ¡Ya basta! Ya es hora de desertar de este movimiento aparente, contruyamos á ixena un Aragón antitaurino.

No hay comentarios: