miércoles, febrero 01, 2006

Sobre los tópicos


Los tópicos siempre han existido y me temo que siempre existirán, con éstos pasa como con las leyendas, aunque sea en parte mínima llevan algo de realidad, y también como las leyendas los tópicos se adaptan a los nuevos tiempos. Por ejemplo el tópico del vasco, este estereotipo no es el mismo ahora que el que existía en el siglo XVII, donde al vasco de hecho ni siquiera se le llamaba así, sino "vizcaíno".

Así pues, partiendo de estas tres premisas: la perdurabilidad de los tópicos, su mutabilidad o adaptabilidad a los tiempos y a las sociedades y su parte, aunque sea pequeña, de verdad; tenemos distintas opciones, la primera sería negar la mayor, decir que absolutamente todo el tópico es falso, que ha sido otra de las pérfidas estrategias españolistas para confundir al Pueblo aragonés. La segunda es aceptar mansamente el topicazo hasta interiorizarlo, y así convertirnos en un chiste viviente. La tercera y por la que yo opto es la de reirnos siempre que no se llegue a la ofensa o el mal gusto, momentos a los que a lo mejor se ha llegado en algunos momentos.

Si inteligente es saber reirse de uno mismo también lo es saberse reir como colectivo, ¿o acaso no nos reímos cuando se habla o bromea del "tópico catalán"? y esa risa puntual no implica el menosprecio hacia nuestros vecinos, antes al contrario, muchas personas vemos en Cataluña un modelo, un espejo donde mirarnos. Si observamos a la gente, en general nos percataremos de que la interiorización del tópico es bastante mínima, conozco a poca gente que se avergüence de su acento aragonés y de ejercer lo que se es. Esto tampoco pretende ser una mirada autocomplaciente, en nuestro país todavía queda muchísimo por hacer, sólo hay que citar las actuales palabras de Eloy Fernández Clemente, que allá por 1972 escribía: "[Aragón] Ha sufrido una penosa carga histórica entre el secular centralismo y la gran vitalidad de las regiones vecinas. Desfigurado por una serie de tópicos, confusamente folklorizado, debilitado en su más profundo sentir, Aragón debe encontrar su ser más auténtico", y en ese camino creo que estamos. Por eso pienso que cabrearse de las parodias sólo puede significar dos cosas: o un nulo sentido del humor o bien piensa que es el tópico el que conforma al Pueblo y éste, cual masa informe, se deja hacer. ¿No sería muy triste pensar que somos tan vulnerables, sumisos y sencillos de manipular? yo desde luego no pienso así.

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