Reflexiones en la iglesia

Este fin de semana mis obligaciones maritales me han hecho ir a la iglesia, aunque esta vez no fue par ir a cualquiera de las celebraciones católico-paganas que acompañan las festividades estivales. El sábado acudimos a un concierto de cuerda y la afluencia al mismo fue considerablemente mayor que a cualquiera de las misas que se hacen cuando el pueblo tiene bastante más población.

Con lo que inmediatamente pensé que sería más rentable que el Estado en vez de colaborar a través de la declaración de la renta con la Iglesia Católica (aparte de ayudas y subvenciones directas) tendría que colaborar con iniciativas culturales. Pero casi al mismo tiempo caí en la cuenta de que Estado e Iglesia siempre han estado unidos, les ha interesado a ambos, desde la época pagana romana a la etapa cristiana también romana ha habido una continuidad, una relación de interdependencia entre la religión mayoritaria y el gobierno de turno.

Al final los sacerdotes de la Iglesia Católica ya no son pastores de un rebaño, los líderes intelectuales que debieran hacer pensar sobre la fe y la sociedad, son unos funcionarios que se dedican a repetir una serie de liturgias que son aceptadas por la sociedad en base a la tradición, pero que han perdido su significado religioso real.

Hay que mantener el statu quo de ambas instituciones por el bien de ambas, retroalimentación que se ha de mantener gobierne quien gobierne.