
Hago esta introducción porque estos días he estado en la Plaza del Pilar y hoy, al estar allí escuchando lo que la gente decía desde el escenario, me han entrado ganas de subir y soltar mi "chapa", que yo consideraba más "importante" que algunos de los discursos que oía. Cuando he ido a pedir vez ha salido una niña de unos 7 años, inmediatamente hemos aplaudido emocionadas, ha dicho: "Gracias por luchar por mi futuro", se ha atascado, nerviosa, con lo que la hemos ovacionado de nuevo, ha finalizado diciendo "viva la democracia real".
En ese momento me he percatado de que los políticos (incluídos los amateur como yo) no estamos, o no debemos estar para hablar, aunque quizá puedan llegar a ser interesantes nuestras aportaciones. Las que nos dedicamos a la política hemos de ir a escuchar y a empaparnos, incluso de las chorradas que algunos puedan decir desde ese escenario. Porque, como decía mi maestro albañil, lo más difícil es saber escuchar y parece que si te dedicas a la política los oídos parecen endurecerse en la misma medida que se hablanda tu boca y aumenta tu locuacidad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario