Vamos camino de los 7.000 (siete mil) millones de seres humanos, somos el mamífero más abundante de la tierra, y de lejos el que más está afectando al medio ambiente. En estos momentos en los que estamos tan preocupados con la "refundación del capitalismo" y con volver a las sendas de crecimiento económico tendríamos que replantearnos qué crecimiento económico queremos y qué es lo que eso significaría.
Vayamos por partes, para poder disfrutar de un crecimiento económico éste ha de ser sostenible, como el propio DRAE indica sostenible ha de ser algo "que puede mantenerse por sí mismo". Y si ha de quedar algo claro es que los actuales modelos de desarrollo son totalmente insostenibles. Expertos de la Universidad de Harvard dicen que con el nivel de vida de un estadounidense la población límite para todo el planeta sería de 200 (doscientos) millones de seres humanos. Existe una ecuación que analiza el impacto humano en el planeta (IPAT), consiste en valorar la población, el consumo per cápita y la tecnología. Con los actuales parámetros utilizar dicha ecuación para cualquier elemento básico de nuestra sociedad resulta devastador.
¿Así que qué podemos hacer? Si seguimos como hasta ahora la cosa no pinta demasiado bien, la tierra tiene unos recursos finitos, y las empresas y determinados economistas aspiran al crecimiento infinito, teniendo en cuenta una de la partes de la ecuación veremos que resulta imposible aspirar a ello.
Claro que está el tema de la tecnología, a finales del siglo XIX se hablaba mucho del fin del carbón, dado el ritmo de extracción que existía entonces y las reservas conocidas por aquel tiempo. Pero llegó la segunda revolución industrial asociada al petróleo, la química y la automoción y se "solventó" el problema. Así que que quizá podemos llegar a soluciones hoy por hoy totalmente insospechadas, como que un coche recorra 500 kilómetros con un litro de combustible o que una hectárea de terreno pueda abastecer de comida a 50.000 personas. Pero eso tampoco sería una solución que se pudiera mantener en el tiempo, el éxito de esa eficiencia llevaría a la larga a un consumo todavía mayor que el inicial, es la conocida como Paradoja de Jevons.
Así que lo lógico sería que los seres humanos humanos nos diéramos cuenta de la finitud de nuestro plantea y abogáramos por un desarrollo cero y una redistribución de los recursos. Pero si algo nos muestra la historia es que los grandes cambios sólo se producen tras grandes eventos (normalmente trágicos), así que no podemos esperar que de la noche a la mañana los ciudadanos, los gobiernos y las grandes empresas se pongan de acuerdo en realizar dicho cambio.
Por lo que se atisban dos opciones probables y una (personal mía) más en línea con la ciencia ficción.
La primera opción sería el querer mantener el desarrollo que se ha venido produciendo durante las dos útimas décadas, lo cual sólo se podría conseguir a costa de los países menos desarrollados que en este periodo han intentado salir del hoyo (algunos lo han medio conseguido). Todo ello a la espera de que avances tecnológicos solucionen la papeleta al menos durante un tiempo.
La segunda opción sería un clásico en la historia de la humanidad y es el colapso del sistema. Desde siempre las grandes civilizaciones se han basado en desarrollos insostenibles, y cuando dicho sistema no ha dado más de sí (normalmente por una concatenación de causas) se ha caído y se ha vuelto a una organización social y económica menos compleja que la anteriormente existente.
Por último estaría algo que encajaría más en nuestro modus operandi como especie. Cuando pienso en lo que somos no me viene a la mente la palabra "primate", ni "homínido", cuando pienso en nosotros pienso en virus, y me acuerdo del diálogo del agente Smith con Morfeo en la película Matrix:
"Le voy a contar una revelación que he tenido en el tiempo que llevo aquí. Esta me sobrevino cuando intenté clasificar su especie. Me di cuenta de que en realidad no son mamíferos. Verá, los mamíferos logran un equilibrio perfecto entre ellos y el hábitat que les rodea. Pero los humanos van a un hábitat y se multiplican hasta que ya no quedan más recursos y tienen que marcharse a otra zona. Hay un organismo que hace exactamente lo mismo que el humano. ¿Sabe cuál es? Un virus."
Virus es una palabra latina que significa veneno, toxina.
Así que lo que tendríamos que hacer en la búsqueda del crecimiento infinito sería o la conquista de nuevos planetas (de cuya tecnología estamos demasiado lejos) o ir a la búsqueda de universos paralelos en donde haya más planetas tierra pero sin que se haya producido la aparición del ser humano como especie. Si esto se llegase a conseguir seríamos el virus más feliz del multiverso.
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