viernes, junio 29, 2012

Algún día debiéramos despertar

Hoy se cumple el 305 aniversario de la publicación de los Decretos de Nueva Planta por los que Aragón pasó de nación a región por imperativo legal (y derecho de conquista).

No pasa nada, dice la historia oficial, así surgió España, donde todos los ciudadanos eran "iguales". Lo que no dice esa historia es que no se crearon unos sistemas de gobierno comunes, no se analizó qué leyes de Aragón podían ser buenas y adoptadas por el común, simplemente se impusieron las leyes castellanas sobre las aragonesas, además el gobierno de Aragón pasó a depender del Consejo de Castilla, donde la representación aragonesa era, lógicamente, irrisoria.

El Consejo de Castilla existió hasta 1834. Dentro de este organismo funcionó, para resolver distintos asuntos, la Cámara o real cámara, que se componía (1715) de un presidente -gobernador del Consejo-, cinco consejeros y cuatro secretarios: uno de Justicia, otro de Gracia, un tercero del Patronato, y el último de los asuntos de la Corona de Aragón. En esta Cámara, que se ocupaba de proponer al soberano los candidatos para las audiencias, solamente hubo un aragonés a lo largo de todo el siglo XVIII. 

No fue integración, fue conquista y sumisión, y en las mismas seguimos.

Colonizadas, contentas y además ignorantes de nuestra historia, así somos las aragonesas.

Texto de la derogación.

Extracto:



“Considerando haber perdido los reinos de Aragón y Valencia y todos sus habitantes por la rebelión que cometieron, faltando enteramente así al juramento de fidelidad que me hicieron como a su legítimo Rey y Señor, todos los fueros, privilegios, exenciones y libertades que gozaban y que con tan liberal mano se les habían concedido, sí por mi como por los señores reyes mis predecesores, en esta monarquía se añade ahora la del derecho de conquista (...) y considerando también que uno de los principales tributos de la soberanía es la imposición y derogación de las leyes (...) He juzgado por conveniente, sí por esto como por mi deseo de reducir todos mis reinos a la uniformidad de unas mismas leyes, usos, costumbres y tribunales, gobernándose igualmente por las leyes de Castilla, tan loables y plausibles en todo el universo, abolir y derogar enteramente (...) todos los referidos fueros y privilegios, prácticas y costumbres hasta aquí observadas en los referidos reinos de Aragón y Valencia, siendo mi voluntad que éstos se reduzcan a las leyes de Castilla (...)
Buen Retiro, a 29 de junio de 1707”

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