jueves, junio 21, 2012

Las partitocracias

No he podido menos que pensar en cómo el sistema político español (en el que guste más o menos Aragón está plenamente inmerso) está basado en el poder  de los partidos. Te hace plantearte para qué hacen falta tantas diputadas, bastaría con una persona por partido, que eso sí representase el número proporcional de votos, y nos olvidamos de las chorradas de tener tantos congresistas y senadores votando no lo que piensan, sino lo que su partido les dice.

Bien, vale, sé que aparte de las votaciones hay trabajo de despacho y que hay personas que realmente se curran su estancia en las cámaras. Pero me da igual, la vida interna de los partidos está tan apoltronada y tumefacta que da igual cómo lleguen esos "trabajadores" al Congreso (el Senado dudo que sirva ahora mismo para nada). Es decir, da igual que les coloquen en alguna provincia para que salgan y trabajen en las instituciones. Que cada partido obtenga una representación, que salga una persona por cada uno representando el número de votos que le correspondería y que según el número de "diputadas virtuales" pudieran contratar un número fijo de trabajadores contratados por cuanto durase la legislatura para sacar el trabajo necesario.

Porque hay que afrontar la realidad, los partidos cada vez conectan menos con la realidad social y eso es en gran parte por la forma en la que se funciona internamente. La renovación de los partidos se produce por relevo generacional, donde los "mayores" dan el poder a los menos mayores. Pero para que los segundos lleguen en posición ventajosa para conseguir el beneplácito de los primeros, que al fin y al cabo son los que controlan el partido y su aparato burocrático, puesto que han sido ellos quienes han decidido quiénes han de estar y donde tienen que estar los cargos políticos y orgánicos, se ha producido antes una selección interna, en donde los sucesores serán por fuerza las personas que menos han cuestionado el poder de los "mayores" y quienes han "perdonado" y justificado todos los errores que se hayan podido cometer.

De suerte que en vez de evolución y cambio profundo de ideas y conceptos en los partidos lo que ocurre es una evolución mucho más lenta que la de la sociedad. Donde los errores se asumen (en el caso de que eso ocurra) con muchísimo retraso.Y no nos engañemos, los partidos nunca pueden ir a la misma velocidad que la sociedad, ni sería aconsejable que eso ocurriera, porque se perdería continuidad en el trabajo a largo plazo. Pero lo cierto es que el sistema partitocrático español lo que hace es ir muchísimo más despacio de lo que debieran, con lo que el discurso dominante parece no ya dirigido a los padres de las generaciones más jóvenes, sino directamente a los abuelos de éstas.

La democracia no funciona como debiera, pero es en gran parte porque los partidos que la representan están cambiando la democracia por la partitocracia, y si se quiere encontrar una democracia perversa y pervertida, vestida eso sí de democracia formal, solo hay que mirar el funcionamiento de la mayoría de los partidos políticos.

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