Desde que se aprobó la pasada reforma laboral no he dejado de escuchar un argumento tan cierto en la superficie como falaz en cuanto se escarba un poco en él.
Ejemplo 1 El presidente del Colegio de Graduados Sociales de Zamora, Luís Martín de Uña: «En mi opinión la nueva reforma laboral no va contra el trabajador ni fomenta los despidos innecesarios porque el empresario no se levanta por la mañana pensando a cuantos trabajadores va a despedir.»
Ejemplo 2 «Los empresarios españoles no se levantan cada mañana relamiéndose de gusto, pensando en la cantidad de trabajadores que van a despedir a lo largo de su jornada.»
Ejemplo 3 Severino García Vigón, presidente de la Federación Asturiana de Empresarios (FADE): «Yo no conozco a nadie que disfrute prescindiendo de gente en sus plantillas»
Aparte de estos ejemplos ha habido muchos más, sobre todo en radio y televisión. Siempre se dice lo mismo, con pequeñas variaciones: "Los empresarios no se levantan cada mañana pensando en cuántos van a despedir".
Y bien, yo reconozco que eso es cierto, no creo que haya empresarios sádicos que disfruten despidiendo a currelas. Lo que sí que hay son empresarios sin empatía alguna, que aunque no disfrutan se la trae al pairo despedir 1 o 50 personas.
Los empresarios se levantan cada mañana pensando en cómo maximizar beneficios. Es algo lógico, propio de la naturaleza humana, si puedo ganar 50 ¿por qué conformarme con 20? Y si por arte de birlibirloque, una mañana por mor de una estupenda reforma laboral resulta que puedo despedir a módico precio a 10 empleados que llevan 25 años en la empresa y me cuestan un dineral y los puedo sustituir por otros 10 desesperados que cobrarán la mitad o menos, lo lógico es que haga números, vea en cuanto tiempo amortizo el despido y lógicamente los eche a la calle, porque yo no quiero ganar 20, sino que quiero ganar 50.
Así que vale, aunque los empresarios no se levanten con ganas de despedir, después de hacer números y comprobar las bondades de la reforma laboral lo lógico es que sí despidan. Contratarán a otras personas, puede ser, pero cada vez nos pareceremos más al mercado laboral chino, cosa que cada vez más prohombres quieren desear.
Ejemplo 1 El presidente del Colegio de Graduados Sociales de Zamora, Luís Martín de Uña: «En mi opinión la nueva reforma laboral no va contra el trabajador ni fomenta los despidos innecesarios porque el empresario no se levanta por la mañana pensando a cuantos trabajadores va a despedir.»
Ejemplo 2 «Los empresarios españoles no se levantan cada mañana relamiéndose de gusto, pensando en la cantidad de trabajadores que van a despedir a lo largo de su jornada.»
Ejemplo 3 Severino García Vigón, presidente de la Federación Asturiana de Empresarios (FADE): «Yo no conozco a nadie que disfrute prescindiendo de gente en sus plantillas»
Aparte de estos ejemplos ha habido muchos más, sobre todo en radio y televisión. Siempre se dice lo mismo, con pequeñas variaciones: "Los empresarios no se levantan cada mañana pensando en cuántos van a despedir".
Y bien, yo reconozco que eso es cierto, no creo que haya empresarios sádicos que disfruten despidiendo a currelas. Lo que sí que hay son empresarios sin empatía alguna, que aunque no disfrutan se la trae al pairo despedir 1 o 50 personas.
Los empresarios se levantan cada mañana pensando en cómo maximizar beneficios. Es algo lógico, propio de la naturaleza humana, si puedo ganar 50 ¿por qué conformarme con 20? Y si por arte de birlibirloque, una mañana por mor de una estupenda reforma laboral resulta que puedo despedir a módico precio a 10 empleados que llevan 25 años en la empresa y me cuestan un dineral y los puedo sustituir por otros 10 desesperados que cobrarán la mitad o menos, lo lógico es que haga números, vea en cuanto tiempo amortizo el despido y lógicamente los eche a la calle, porque yo no quiero ganar 20, sino que quiero ganar 50.
Así que vale, aunque los empresarios no se levanten con ganas de despedir, después de hacer números y comprobar las bondades de la reforma laboral lo lógico es que sí despidan. Contratarán a otras personas, puede ser, pero cada vez nos pareceremos más al mercado laboral chino, cosa que cada vez más prohombres quieren desear.
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