martes, octubre 19, 2010

¿Cuán ecológico es tener una mascota?

Curioso lo de la huella ecológica, para las que no estén familiarizadas con ella, la huella ecológica es un indicador agregado definido como «el área de territorio ecológicamente productivo (cultivos, pastos, bosques o ecosistemas acuáticos) necesaria para producir los recursos utilizados y para asimilar los residuos producidos por una población dada con un modo de vida específico de forma indefinida».

Está claro que los seres humanos generamos una huella ecológica bastante grande, pero no deja de ser chocante el impacto que los animales domésticos también generan. Brenda y Robert Vale, de la Universidad Victoria en Wellington, Nueva Zelanda, se han dedicado a estudiar el tema. Para medir el impacto ecológico de las mascotas analizaron los ingredientes de las principales marcas de piensos. Por ejemplo, un perro de tamaño medio consumiría 90 gramos de carne y 156 gramos de cereales diariamente en sus 300 gramos recomendados diariamente de pienso seco. En su estado presecado esos gramos se corresponderían con 450 gramos de carne y 260 gramos de cereales. Eso hace que al año un perro de tamaño medio consuma 164 kilos de carne y 95 kilos de cereales al año.

Se necesitan 43, 3 metros cuadrados de tierra para producir un kilo de carne de pollo por año (mucho más si hablamos de ternera o cordero). Así que la huella ecológica de un perro de tamaño medio es de 0,84 hectáreas, si hablamos de un perro más grande como un pastor alemán la huella sube hasta 1,1 hectáreas, es decir, un Toyota Land Cruiser que haga 10.000 kilómetros al año deja una huella ecológica menor que un perro de tamaño medio (la mitad aproximadamente).

La huella ecológica de un gato es de 0,15 hectáreas, más o menos como la de un Volkswagen golf.

Si se calcula la población de gatos y perros de los 10 países con mayor número de dueños, resulta que para alimentar a esa población de animales domésticos se necesitarían 400.000 kilómetros cuadrados.

El estudio es serio, y fue publicado en octubre de 2009 en la revista Newscientist. Sin embargo encuentro dos fallos en este tema. El primero es que habría que estudiar qué tanto por ciento de la carne que va en los piensos industriales se cría específicamente para alimentar mascotas y qué tanto por ciento son subproductos cárnicos que se "aprovechan" del ganado dedicado a la alimentación humana. Por otro lado también sería interesante saber la huella ecológica que genera la producción, almacenamiento y transporte de los piensos para mascotas.

De cualquier manera es un tema a tener en cuenta, tener animales domésticos también deja su huella en el planeta.

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