lunes, noviembre 09, 2009

De muros y paradojas históricas

En el vigésimo aniversario de la caída del muro de Berlín caben muchas consideraciones. La primera y obvia es que ese muro tenía que caer por su propio peso y que si no lo hizo antes fue porque a occidente no le interesó, le venía bien un ejemplo manifiesto de lo perversos que eran los comunistas.

Veinte años después vemos como desde Alemania occidental se siguen inyectando ingentes cantidades de dinero para intentar equiparar el nivel de los alemanes orientales, el nivel de paro es el doble en la antigua Alemania comunista. Hay mucha gente que echa de menos el sistema comunista, porque aunque no tuvieran libertad tenían casa y trabajo asegurado, educación y sanidad totalemente gratuitas y en el tiempo de espera que te daban para conseguir tu Trabant ahorrabas sobradamente lo que costaba, cultibaban sus huertos y destilaban licores caseros. No, no planteo esto como un "idílico estado comunista", pero si tus inquietudes no eran políticas y no te planteabas como sueño poseer un Audi no era un sistema tan malo. De hecho, después de la caída del muro a muchos dirigentes occidentales les entró el miedo (Reagan, Margaret Thatcher o Miterrand entre otros) y es que una Alemania reunificada daba miedo, mucho miedo, ya en la posguerra mundial Stalin propuso una Alemania unida y que no estuviese alineada con ninguna de las potencias ganadoras, cosa a la que el resto de países ganadores se opusieron horrorizados. Y fomentaron en cierta medida la continuidad de la RDA, y hubo gente que no le pareció tan mal, tendrían las ventajas de un país comunista pero con la libertad de movimientos de un país occidental, no pudo ser semejante herejía.

Veinte años después en los antiguos países comunistas la suerte es desigual, aunque lo cierto es que la libertad para poder votar y sobre todo para poder emigrar es una realidad en la mayoría de países del Este. Ufanamente las llamadas grandes potencias (menos China, India y Japón) celebran con gran boato la caía de un muro. Mientras tanto dos décadas después sigue habiendo luchas que merecen ser batalladas, y ya que estamos me gustaría llamar la atención sobre otro muro, también de hormigón,aunque más alto que el de Berlín y bastante más largo, un muro también de vergüenza, pero por cual no se alzan tantas voces como contra el ya desaparecido, un muro que al contrario que el berlinés está asentado sobre fronteras no reconocidas por la comunidad internacional, pero claro, sólo son palestinos, esos no merecen ni la libertad ni la dignidad de los europeos occidentales.

1 comentario:

picarralero67 dijo...

En la UE hay otro muro: el de Nicosia.