martes, noviembre 23, 2010

Infumable Peces-Barba

En un artículo de opinión, publicado hoy por el diario El País, Gregorio Peces-Barba se despacha a gusto y sin rubor alguno sobre los nacionalismos hispanos. Y dado que formación y nivel sí que tiene, sería interesante que no cayera en la falta de rigor.

Habla de nacionalismo español con base en el Estado nación y de los nacionalismos periféricos de las naciones sin Estado. Bueno, hasta allí la clasificación bien. Lo divertido viene cuando empieza a definir al nacionalismo español como positivo, ya que surgió con la Constitución de 1812. Dice: "En España el nacionalismo era patriotismo nacional y la nación era soberana en sustitución de la Monarquía absoluta a partir de 1812." Por contra los nacionalismos periféricos suponen "un sentimiento de identificaciones con las comunidades en que han nacido hasta extremos radicales, ignorando otras realidades y rechazando cualquier comunicación con su entorno."

Lo que parece olvidar Peces Barba es que la Constitución de 1812 fue un experimento de una minoría ilustrada que nunca fue puesto realmente en marcha. El nacionalismo español se basó en lo más casposo y cutre de Europa, con una monarquía absoluta hasta bien entrado el siglo XIX. La "nación española" no fue capaz de gestar un sistema democrático hasta la Segunda República (1931) y ese avance fue destruido y frenado durante 40 años por el nacionalismo español franquista. Los nacionalistas de Catalunya, Euskadi, Galicia o Aragón apoyaron la República y fueron represaliados por el franquismo.

Realmente infumable este "padre de la Constitución".

1 comentario:

picarralero67 dijo...

La única propuesta realmente patriótica española, entendiendo por patriótica lo que entendían los de 1812, es la del Partido Republicano Federal de Pi i Margall. Mientra no se entienda eso, no hay nada que hacer.
Por patriotismo se entendía defender al pueblo contra los abusos de la oligarquía y con esa idea, efectivamente, esa minoría liberal escribió la constitución de 1812 pensada para dar derechos a "los españoles de los dos emisferios" o sea, desde Filipinas hasta menorca y desde Tierra de Fuego hasta California. España ha perdido más del 90% de su territorio desde entonces.