lunes, enero 25, 2010

Despidiendo que es gerundio


España es un cachondeo. No lo digo con un ánimo ofensivo, sino más bien descriptivo, a pesar de los asientos en el G-20, a pesar de proclamar que es la octava o la novena economía mundial no deja de ser ese país de charanga y pandereta. Podemos echar un vistazo al tema político, donde el PP y PSOE se alían en Euskadi para echar al PNV, es decir, dos partidos que no se ponen de acuerdo en política internacional (que da la imagen del país que dicen representar), en política territorial, política social o económica (temas todos ellos totalmente transversales) hacen su acuerdito sólo para un “territorio más”, no sé, eso rompe la idea que lanzan de que el problema vasco no existe, pero ahora no me interesa hablar de esos tipos.

Me gustaría mostrar la realidad más cercana, aquella de la que, tras los grandes y vacuos titulares, se escuda la clase política dirigente. Trabajo, ese escurridizo tema que cada uno agarra por la parte que más le interesa. De un tiempo a esta parte se está poniendo de ejemplo el sistema de despido libre que existe en Dinamarca. Parece que tras insistir (y ya desistir) con el sistema estadounidense, ahora empresarios, neocons, liberaloides y demás ralea ponen de ejemplo a Dinamarca.

Y es que en Dinamarca es cierto, a los empresarios el despedir a sus empleados les sale gratis. Pero es que esa es una parte muy pequeña del modelo danés, dicho modelo se ha venido a llamar en inglés ‘flexicurity’, lo que se podría traducir al castellano como ‘flexiseguridad’. Cierto, al empresario el despido no le supone costo, pero está obligado a avisar con al menos con tres meses de antelación, en algunos casos ese periodo de tiempo llega al año, y con posterioridad reciben durante cuatro (4) años un subsidio que equivale al 90 % del salario con un tope de 2000 euros mensuales. Así que si se implementa el sistema danés que se haga en su totalidad, no sólo en la parte más ruin del mismo.

Claro, hacer eso supondría una subida de impuestos (Dinamarca es uno de los países con más impuestos de Europa) y eso no parece gustar a los que proponen el sistema de despido danés. Pero es que, por otra parte no lo termino de entender, el despido en el sistema español no es caro, al menos para las personas que nos hemos incorporado en las últimas hornadas. En donde trabajaba cabía la posibilidad de que se cerrase durante unos días (en algunos centros podría haber sido algo más de tiempo), solución: En vez de renovar a los que les tocaba hacerlo se les pasa a depender de ETT, así si cierra el garito un tiempo ya no se les debe nada. Y tengamos en cuenta que estamos hablando de gente que cobra un salario base de tres y poco euros la hora y que si no trabajan cobran el mínimo minimísimo indispensable. ¿A qué estamos jugando?

España juega a ser la octava economía mundial con unos derechos de país de charanga y pandereta.

Ahora bien, estas reflexiones que aquí escribo y que afectan a una parte importantísima de la sociedad recibirán la atención de unas pocas sin embargo el próximo exabrupto de una ministra o de Rajoy harán correr ríos de tinta en prensa y miles de páginas en Internet. Paren el mundo que me apeo, atribuyen a Groucho Marx, yo propongo otra cosa, paremos el mundo pero para echar a los que ejercen de lastre.

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