Estoy vago y no me apetece mucho escribir a pesar de la cantidad de temas que hay. Así que optaré por lo fácil, un copia-pega de un artículo que me ha parecido muy interesante.
http://www.cotizalia.com/opinion/disparate-economico/2012/10/29/por-que-pagamos-la-energia-mas-cara-de-europa-7614/
¿Por qué pagamos la energía más cara de Europa?
Roberto Centeno
En 1975 los españoles teníamos el gas, la electricidad y los
productos petrolíferos antes de impuestos más baratos de Europa. A día
de hoy, y sumando los déficits de tarifa, son los más caros no solo del
continente, sino de toda la OCDE. La razón de esta monstruosidad tiene
su origen, como todas las demás, en la infausta Transición y en la
connivencia entre las oligarquías política, financiera y empresarial
para repartirse España como si fuera un solar, y que en la energía se
concretaría en la entrega a la oligarquía empresarial de los activos públicos petroleros y gasistas a un precio irrisorio y en la sustitución de los monopolios públicos con precios regulados por monopolios privados con precios libres.
Esta posición de monopolio, con la que nos han expoliado decenas de miles de millones, les ha permitido expandirse en el exterior con nuestro dinero mucho más agresivamente que el resto de empresas mundiales y hacerlo de una forma, por decirlo suavemente, manifiestamente mejorable. El efecto sobre España ha sido absolutamente devastador:
desindustrialización masiva –la industria representaba en 1975 el 36%
del PIB y hoy es menos del 15 %–, pérdida brutal de competitividad
–después del trabajo, la energía es el principal factor de
competitividad de una nación–, reducción de la renta disponible de las
familias –al pagar por su energía hasta un 50 % más que la media de
Europa– y, en consecuencia, reducción del consumo, del crecimiento y del
empleo. Después del modelo de Estado y del desastre del sistema financiero, los precios de la energía son la tercera causa en importancia de la ruina de España.
¿Cómo empezó todo?
El tema lo he vivido en primera persona, como consejero delegado de Enagas y luego de Campsa, como responsable designado por Enrique Fuentes Quintana
del primer Plan Energético después de la muerte de Franco y, al
abandonar Campsa, como presidente de Saroil, una empresa creada por mí y
por Saras S.p.A., que llegaría a ser la mayor en ventas de productos
petrolíferos después de las tres monopolistas, Repsol, Cepsa y BP. ¿Cómo
de tener la energía más barata de Europa hemos pasado en menos de tres
décadas a tener la más cara?
En 1984, y ante la entrada de
España en la UE, los activos del Monopolio de Petróleos propiedad del
Estado no fueron subastados entre las grandes petroleras mundiales –lo
que habría garantizado un precio justo mas una elevada competencia y, en
consecuencia, disfrutar de los precios más bajos posibles–. Miguel Boyer decidió
hacer otra cosa. Con la soberbia y prepotencia que le caracterizaban,
se negaría a escuchar las razones que le planteamos algunos y los
entregaría a dedo a las refinerías españolas en proporción a su
participación en los suministros al monopolio por una cifra irrisoria:
100.000 millones de pesetas, menos de una veinteava parte de su valor
real. Fue un expolio histórico a los españoles.
Después
del modelo de Estado y del desastre del sistema financiero, los precios
de la energía son la tercera causa en importancia de la ruina de España
Los
activos y contratos de gas propiedad de la empresa pública Enagas, de
la que fui cofundador y consejero delegado a las órdenes de Rafael del Pino,
se entregarían también a precio de saldo a los nacionalistas catalanes,
a los mismos que dicen que España nos roba. Entonces las tarifas al
público eran la media de Gaz de France y Rhurgas, las más bajas de
Europa, pero una vez en manos de los nacionalistas las tarifas pasarían a
ser el doble. Entre 1992 y 1998 las plusvalías obtenidas por los del
“España nos roba” serían de dos billones de pesetas, más de 20.000
millones de euros, además del monopolio de por vida. Un saqueo inaudito
al pueblo español. En el caso de gasolinas y gasóleos pagamos hoy unos
110 euros/m3 mas que Francia o Reino Unido, que para un consumo de 46
millones de m3/año en automoción, agricultura o calefacción, unos 5.000
millones de euros anuales de más. Dicho en corto: la oligarquía monopolista ha recibido de la oligarquía política licencia para robar y es en lo que están.
El
broche final sería obra de Rato, que a través de una ley “de
competencia” cerraría el mercado a través de la discriminación en el
acceso a las redes logísticas. Otra empresa gasista creada por un
servidor y Massimo Moratti, dueño del Inter de Milan y la mejor
persona que he conocido nunca, después de habernos asegurado suministros
de gas a bajo precio de la noruega Statoil y de la rusa Gazprom, no
pudo traer el gas a España porque Gas Natural nos impidió el acceso a
las red. La CNE, cuya finalidad era precisamente el garantizar ese
acceso, se lavó las manos con total desvergüenza. No estaba dispuesta a
perjudicar a los de “España nos roba” permitiendo que los españoles
tuvieran el gas un 20% más barato.
En el sector eléctrico,
un oligopolio análogo al petrolero, la llamada “liberación” permitió un
expolio masivo a los consumidores. En poco tiempo subió las tarifas un
38% a familias y empresas y después exigieron compensaciones por todo.
Por “competir” inventarían los CTC, que les permitirían depredar a los
españoles 11.000 millones de euros. ¿Dónde está la competencia? Se llevó
al Constitucional y ¿saben qué dijo? Que este expolio de 11.000
millones era una “decisión política legítima”. Desde entonces manipulan
el sistema de fijación de precios como les viene en gana y realizan mil
tropelías más, y aunque han sido denunciados varias veces, nunca ha
pasado nada.
En línea con ello, las remuneraciones de sus
Consejos de Administración y órganos ejecutivos son las más elevadas de
Europa y de la OCDE. Y luego, el apocalipsis; en su último Consejo, el
Gobierno Aznar aprobó la ley de energías renovables más
disparatada del planeta. Otorga las primas más altas y por más tiempo
del mundo, que no se reducen, como en el resto de países, con las
mejoras tecnológicas, y que no están diseñadas para beneficiar al
consumidor sino para saquearle. En la mayoría de países, las primas a la
fotovoltaica se conceden a consumidores individuales, jamás a grandes
instalaciones.
En
Manhattan, con menos habitantes que Madrid, existen 76 gasolineras y 36
empresas petroleras diferentes. Madrid capital tiene mucha más
población y solo dos empresas: Repsol y Cepsa copan el 80%
Y
para completar el desastre se cedió a las comunidades la concesión de
los permisos. La autorización por parte de un cacique local de un gran
parque eólico podía valer –solo la obtención del papel– hasta 200
millones de euros, y de una gran fotovoltaica, hasta 40 millones. Unos
pelotazos de antología, y eso solo para empezar. Luego, como en ocho
años se amortiza la inversión, quedan 22 para inflarse. Todo un
tsunami de corrupción incontrolado que nos ha llevado a tener la mayor
potencia eólica y solar del mundo y el doble de capacidad de generación
eléctrica de la necesaria. Un tercio del recibo de la luz son las
primas a las renovables. 9.500 millones nos costarán este año, un 23%
más que en 2011. La fotovoltaica cuesta diez veces más que la media de
fuentes de generación. La luz ha subido un 70% desde 2006, el triple que
en Europa según Eurostat, lo que está aniquilando cientos de miles de
empleos y miles de industrias. Es el mayor expolio de la historia
industrial de España.
Y la última tropelía, la energía
termosolar, que carece de justificación alguna. Se decidió una moratoria
en enero y ¿qué ha pasado? Pues que desde entonces se han instalado 700
Mw porque estaban “preinscritos” por los amigos de Montoro y la
alta nobleza andaluza. ¡Inconcebible! Si estaban preinscritos se
devuelve lo gastado demostrable y se acabó. Y ahora, Cristóbal,
explícanos con qué cara nos vais a decir en poco tiempo que hay que
reducir las pensiones, recortar el dinero del paro, y subir impuestos. Y
a la vez, explicas a la gente que esta golfada que España no necesita
nos va a costar 1.000 millones de euros al año durante 30 años. Con una
economía en caída libre, el paro al mayor nivel de la historia y una de
cada cuatro de las familias en la pobreza, es simplemente de cárcel.
¿Y cómo se arregla esto?
Pues
es asombrosamente sencillo: obligando a cumplir la legislación
comunitaria. El cierre del mercado a la competencia con la bendición de De Guindos,
entonces responsable de abrirla, fue tan brutal que todas las grandes
petroleras que operaban en Españ –Shell, Texaco, AGIP o Conoco– tuvieron
que marcharse. Así que dejen de mentir y acaben con el expolio de las
petroleras encabezadas por Repsol, que está haciendo pagar a los
españoles su desastrosa gestión en Argentina y otros lugares
multiplicando por dos el margen de comercialización en gasolineras, de
14 a 28 pesetas el litro –8 a 16 céntimos de euro–, el mayor abuso de
posición dominante de que se tiene memoria. En Nueva York, Manhattan
más concretamente, con menor población que Madrid, existen 76
gasolineras y 36 empresas petroleras diferentes, la mayoría
extranjeras –desde Repsol a Lukoil–. Madrid capital tiene mucha más
población y solo dos empresas. Repsol y Cepsa copan el 80%.
¡Así que hagan lo que se hace en el mundo civilizado cuando no hay competencia! Ir
a un sistema de precios máximos, de forma que el precio antes de
impuestos en una semana concreta no pueda superar la media de precios de
la semana anterior de Alemania, Francia y Reino Unido. Y con el gas natural, exactamente lo mismo, pero con más motivo, porque el abuso es mucho mayor. Esto bajaría de inmediato los precios del gas hasta un 25% y los de las gasolinas y gasóleos hasta un 15%.
Y si tiene dudas, señor ministro, quedo a su disposición para
explicarle gratis cómo se implementa. Lo hice en los ochenta y funcionó
como un reloj.
En el sector eléctrico. Primero: las
renovables son totalmente innecesarias, así que reduzcan las
subvenciones a niveles de Reino Unido o Estados Unidos. Las que puedan,
que funcionen, y el resto que cierren. Lo de la de seguridad jurídica en
un país donde no existe tal cosa para la gente de a pie mientras las
élites están por encima de la Ley es un insulto a todo un pueblo.
Cualquier gobierno civilizado cambia las leyes que hagan falta para
acabar con un expolio que ha venido de la mano de un océano de
corrupción casi inimaginable. Segundo, una quita del déficit de tarifa,
al menos de lo que nos han robado con los CTC y la garantía de potencia.
Tercero, implantar un sistema de cálculo de tarifas similar al de
Francia, donde como aquí existe un monopolio, pero con precios
regulados, no libres. Cuarto, permítase, como en muchos países, a
asociaciones de empresas y ayuntamientos de grandes ciudades construir
sus propias centrales. ¡El precio bajaría a la mitad!
En definitiva, las soluciones son claras y los efectos inmediatos. Solo necesitan voluntad política. Pero como Rajoy
es un cobarde incapaz de enfrentarse a los monopolios, seguiremos
pagando los precios más altos de Europa. Y todo lo que se les ocurre a
estos trileros es pasar a los Presupuestos 2012 3.500 millones de las
renovables, “para aliviar el recibo de la luz” y llevarse ¡el 60% de la
subida del IRPF! Y además quitan la tarifa regulada a 16 millones de los
clientes más desfavorecidos y los arrojan a los leones del llamado
mercado “libre”, donde les subirán la luz a más del doble en pocos
meses. No solo legislan para sus amigos; además son absolutamente
despiadados. Y para el resto de españoles, como el déficit será tres
veces mayor que el previsto por los genios de la CNE, las tarifas
subirán brutalmente en 2013. Es lo que España necesita para salir de la
crisis.