lunes, abril 21, 2014

Imbuidos en el espíritu del Cid


Un militante de CHA me hacía notar y comentaba que tenía que hablar con los dirigentes de su partido, ya que, a su parecer, éstos no hacían sino sacar a Labordeta cada dos por tres viniera o no a cuento. Principalmente a través de las redes sociales, que si una canción por aquí, que si una foto con una cita por allá, o el millones de veces repetido “a la mierda”.
Y sí, es curioso, porque hasta que me lo hizo notar no había caído en ese uso y en muchas ocasiones abuso de la figura de José Antonio Labordeta. Es cierto que no solo se trata de utilizar la figura desde CHA, también es cierto que se utiliza de forma más maniquea desde otros sectores políticos, pero esa casi permanente llamada al espíritu de José Antonio Labordeta (los que presumen de haberlo conocido más o menos profundamente utilizan en plan de compadreo póstumo el acrónimo JAL) lo único que denota es la falta de recursos.
Dice la leyenda que los cristianos mantuvieron la ciudad de Valencia tras una batalla en la que montaron a un Cid ya muerto en un caballo para mostrar a los musulmanes que el invicto caudillo y mercenario castellano todavía estaba allí para defender la bella ciudad a orillas del Mediterráneo.
Da la impresión de que en CHA están intentando hacer lo mismo y que los dirigentes, a falta de nada mejor apelan al espíritu de Labordeta para seguir en sus cada vez más menguados territorios. Hay un hecho curioso y que por desgracia considero relevante. En la última Asambleya Nazional de Chunta Aragonesista la persona que recibió más votos para estar en el Comité Nazional (el órgano más importante entre asambleas) fue Ángela Labordeta, hija del difunto José Antonio. Yo llevaba en esa Asambleya más de 16 años militando en el partido, desde luego conocía a Ángela, comenzó a trabajar para el partido como periodista cuando todavía su padre estaba de diputado en Madrid, coincidí con ella en algunos actos de partido,  me pareció una persona agradable y capacitada para su labor, pero vamos, tampoco puedo decir mucho más puesto que su labor no estaba enfocada cara a la militancia sino más bien cara a trabajo interno de partido y de grupos políticos.
Bien, de todas las personas que votaron a Ángela dudo mucho que el 80 o el 90% de las mismas la conociera más de lo que yo pudiera haberlo hecho en todos mis años de militancia. ¿Por qué un partido que se dice republicano y que niega la legitimidad hereditaria de un monarca acepta tan magníficamente la “legitimidad” heredada de Ángela? Partiendo de la base de la falta de rigor de una militancia que vota “porque con ese apellido debe ser una buena opción” hay que añadir el que los dirigentes están imbuidos por el espíritu de José Antonio Labordeta, de la misma manera en la que los defensores de Valencia estaban imbuidos del espíritu de Rodrigo Díaz de Vivar.
Simplemente recordar que Valencia aguantó, pero por poco tiempo, los espíritus están bien para animar la situación en un momento determinado, pero no suelen servir como estrategia a medio y largo plazo.

No hay comentarios: