No se trata de criminalizar a la clase
política, no se puede decir que esto arreglaría el desbarajuste
económico, pero ciertamente no es de recibo que se subvencione la comida
de los diputados de esta manera.
Entiendo que puede haber un contrato
con una empresa que probablemente haya que cumplir, con lo que esta
situación quizá no pueda cambiar inmediatamente, lo que es triste y
sintomático es que se respete mucho más un contrato con una empresa
privada que el "contrato" del programa electoral que se "firma" con la
ciudadanía.
Porque entonces no hace falta gastar en programas
electorales, que se diga: "haremos lo que podamos dadas las
circunstancias" y así, aunque triste, las personas no se sentirán
engañadas.
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