viernes, octubre 31, 2014

Política, Ilusión, Podemos



Cuando Chunta Aragonesista todavía generaba algún resquemor o temor en la élite dirigente aragonesa, era común que se tacharan sus ideas de “radicales”, recuerdo como el mejor Chesús Bernal respondía que sí, que éramos radicales porque queríamos ir a las raíces de los problemas. Luego vino el adocenamiento y el amoldado a un sistema que, oiga, tiene asientos cómodos, buena calefacción y buena comida.

Me divierte ver cómo desde las élites españolas se llama radicales a las ideas que se presentan desde Podemos. Me divierte ver cómo repentinamente a golpe de encuesta de CIS cambian de rumbo como si no hubiera mañana. Lo que es más importante, me vuelve a emocionar la política casi como en los viejos tiempos. Porque el miedo o el resquemor de las élites significa la posibilidad (que parecía extinguida) de que desde la política todavía se pueden cambiar cosas, pequeñas, lo sé, viviendo en un mundo globalizado y en una UE capitaneada por Alemania. Pero por pequeñas que sean asustan o molestan.

Imaginemos un Estado que deja de favorecer el capitalismo de amigotes que ha imperado en el Estado español desde la restauración borbónica, algo que incluso sería apoyado/alentado por Europa. Imaginemos un Estado que se preocupa realmente por el GRAN fraude fiscal. Imaginemos un Estado que actúa y ejerce la transparencia informativa. Imaginemos una tanda de leyes (acompañadas de aportaciones presupuestarias) que persiga de verdad la corrupción política, empresarial y sindical. Imaginemos que se establecen medidas para que no se venda y privatice la sanidad o la educación.
Todas estas propuestas son perfectamente asumibles por un gobierno sin que ningún país o institución de la UE le diga que eso está mal. No son medidas revolucionarias, de hecho algunas son costumbre en países de nuestro entorno. ¿Por qué estos “pequeños” cambios producen tanto miedo en la casta y en la caspa?

No sé qué pasará, ojalá a Podemos no le ocurra lo que le pasó a CHA u otros proyectos ilusionantes. Solo deseo que mi emoción no se disipe, o que al menos no lo haga en el corto plazo. La política es un conjunto muy complejo donde se necesitan infinidad de factores para que las cosas salgan adelante, pero si algo tengo claro es que para que algo funcione hace falta ilusión y esperanza en el cambio. Y eso, guste más o menos a partidos y organizaciones de izquierda que llevan mucho tiempo bregando en el barro, lo ha conseguido Podemos. A las personas de la izquierda que les raye el proyecto de Pablo Iglesias solo les recomiendo que escuchen la opinión de Jiménez Losantos sobre Podemos o al más “moderado” Carlos Herrera. Porque no estarán escuchando a unos periodistas, estarán escuchando las opiniones de los caciques de toda la vida, los que antes repartían limosnas en sus fincas al mejor estilo de Los santos inocentes de Delibes, que son los que ahora se reparten los puestos del IBEX 35.