No, si alguien se siente pequeña
no es por culpa de los gobernantes actuales o pasados, no es por culpa de la
historia, no es por culpa de unos profesores que enseñen más o menos Aragón en
la escuela o en el instituto.
La culpa en todo caso la tiene el
ambiente que haya llevado a una criatura a terminar pensando “¿por qué si soy
aragonesa me siento tan pequeña?”. Ser aragonés es en principio una casualidad
(nadie elige dónde nace), pero en última instancia es una decisión. Nadie puede
imponer un sentimiento a otra persona, y si un aragonés de nacimiento no siente
que su identidad sea la aragonesa es
algo tan respetable como que un español de nacimiento no sienta esa
nacionalidad en su interior.
Estoy hasta las pelotas de que se
tergiverse la historia según los intereses de cada cual, para unos Aragón forjó
España con premeditación y por ello estamos indisolublemente unidos a la unidad
de destino en lo universal que es Esṕaña (por favor pronuncien con
acento en la ‘ṕ’). Estas personas se olvidan de la serie de muertes que se
tuvieron que producir para que Juana terminara heredando todo, o que Fernando
II, una vez que enviudó de Isabel I, trató por todos los medios de tener un
hijo que heredase la Corona de Aragón.
Para otros Aragón
era un bucólico reino, de maravillosas leyes, ejemplo de convivencia y respeto
a la pluralidad. Un país poco más que perfecto donde no hubo persecuciones, ni
guerras absurdas, ni explotación del pobre y en donde lo peor siempre vino de
fuera y nunca de dentro.
No eres más grande
por ser aragonés o por ser camerunés. Sentirse grande o pequeño es
independiente de la nacionalidad que se tenga. Lo que sí que se puede tener es
un alma complaciente con lo que ha ocurrido en la historia y a partir de esa
complacencia justificar lo que te dé la gana, o se puede tener un alma llorona,
y desvirtuar la historia para echar las culpas de todos tus males a factores
externos, nunca internos.
Soy de los que
abogan por conocer la historia, con sus luces y sombras pero la historia nunca debe
utilizarse como arma arrojadiza. La historia explica el presente, pero nunca lo
justifica. Yo con la historia en la mano puedo explicar por qué los alemanes
tienen aversión a la inflación, pero la historia no justifica las decisiones
del Bundesbank.
Conocida la
historia podemos y debemos mirar al futuro. Con orgullo de pertenecer a una
comunidad humana que se empezó a forjar hace más de mil años, pero no tiene que
ser un orgullo basado en lo que ya ha ocurrido, el pasado está muerto, ha de
ser un orgullo que se base en el futuro, satisfacción por lo que queremos hacer
con nuestro país, confianza porque sabiendo lo que hay detrás somos conscientes
de que ese legado no va a acabar con
nosotras, que dejaremos a las personas que nos sucedan un país mejor que el que
encontramos, porque no tenemos que analizar las cosas en clave de pasado, no
tenemos que pensar que Aragón nunca se ha rendido, hemos de pensar que con nosotras
Aragón nunca se rendirá. Acordarnos de que hubo un tiempo en el que Aragón fue
un país independiente no sirve de nada si no luchamos porque eso vuelva a ocurrir,
pensar en quién decapitó al Justicia de Aragón es inane si de ello solo surge
un lamento, si defendemos el pasado no vivimos el futuro, si nos replegamos en
lo que pudo haber sido jamás soñaremos con lo que podemos ser.
No, no somos ni
pequeñas ni grandes, somos aragoneses con un futuro, nuestro futuro, la
historia no es un torrente que nos arrastra, nosotras somos ese torrente,
nosotros podemos hacer lo que consideremos más conveniente y si ya damos todo
por perdido tenemos que tener muy claro que esta vez no vendrá ningún San Jorge
a luchar por nosotras.