Con más tiempo, quizá haya pasado demasiado tiempo en estos días en los que se exige una inmediatez absoluta a la hora de realizar análisis y emitir opiniones, pero bueno, escribiré un poco acerca de la situación que han dejado los resultados electorales en Euskadi.
El ganador en votos se enfrenta al perdedor, pero parece que el segundo tiene, a priori, más posibilidades de formar gobierno. A esto la mayoría de la población muestra en las encuestas la opinión mayoritaria de un pacto PNV-PSOE.
Hay ciertos paralelismos con lo que pasó en Cataluña, cuando CiU, siendo el partido más votado, perdió ante la alianza de PSC, ERC e IpC, cuando las encuestas también invitaban a un cogobierno CiU-PSC. Entonces se habló de lo que perdería el partido de Artur Mas al estar en la oposición y de que empezarían a aparecer todos los chanchullos clientelares. Tanto CiU como el PNV han sido los partidos de gobierno por antonomasia en el mundo nacionalista periférico, y también los reyes en enchufismos y redes empresariales paralelas creadas a la sombra de sus gobiernos (los equivalentes a estos partidos podrían encontrarse en el PSOE andaluz y manchego o en el PP castellano y valenciano, en todos sitios cuecen habas).
Sin embargo ni se tiró de la manta todo lo que podría haberse hecho en Cataluña ni CiU se diluyó en disensiones internas tras perder el poder (y a Jordi Pujol como líder indiscutido) como muchos vaticinaban.
Pero no hay mucho más que comparar, la realidad de Euskadi es mucho más compleja. La aritmética parlamentaria y la voluntad de los políticos parece indicar que veremos a Patxi López como lehendakari con el apoyo del PP, seguramente no necesitará el apoyo del partido de Rosa Díez, ya que en Álava el voto emigrante parece que le va a dar un diputado más a costa de EA.
Pero aquí juega algo más que la pura aritmética electoral. En estas elecciones ha habido unos 100.000 votos nulos, que, menos los 5000-7000 que aproximadamente aparecen en cada elección, corresponden al mundo de Batasuna. Eso serían unos 7 escaños, que no es una cantidad despreciable. Es lo que tienen las ilegalizaciones, que pueden generar paradojas que no se sabe muy bien en qué derivarán.
Hasta aquí los datos y las obviedades. A partir de aquí mis pronósticos. Ayer Javier Elzo lanzó la idea de que el PSOE y el PNV podrían llegar a un acuerdo por el que cada uno de ellos tuviera la lehendakaritza de forma alterna dos años cada partido contando con el apoyo del otro. Esto ahora mismo lo veo prácticamente imposible. Así que lo más probable es que finalmente Patxi López obtenga el gobierno con el apoyo del PP, que tenga que tragarse la crisis económica actual, desmontar (al menos parcialmente) las redes creadas por el PNV, tener que ceder prerrogativas al PP, enfrentarse a una reactivación del nacionalismo vasco en contra de un partido que ha preferido aliarse con el PP (enemigo acérrimo) antes que con el partido que en Madrid ha estado ayudando y sacando las castañas del fuego al gobierno de Zapatero en el congreso. Por otro lado y por desgracia es de prever una ofensiva del mundo más violento contra el PSE, ataques que se harán contra concejales o incluso simples militantes. Así que o Patxi lo tiene muy claro, o tiene demasiada ambición, o considera que, de alguna manera, los beneficios superarán a los perjuicios.
Después de los cuatro años (si se llega a agotar la legislatura, cosa que me plantea serias dudas) creo que pasará algo parecido a lo que ha ocurrido en Galicia. Partiendo de la base de que Batasuna (o sus clones) no será una opción real, su paulatino debilitamiento y el crecimiento notable de aralar veo en las próximas elecciones una vuelta al gobierno nacionalista vasco, con un PP y un PSE arrinconados (de nuevo) durante una temporada.