Nos informan los periódicos de que el Ministerio de Medio Ambiente, aprovechando la quietud de mitad de agosto, ha decidido dar el visto bueno al recrecimiento del pantano de Yesa. También veta la autopista de Cantabria hacia el Mediterráneo. Antes ya canceló la autovía Teruel-Cuenca.
Pero dejando de lado incoherencias y centrándonos en el tema de Yesa, uno no puede dejar de preguntarse qué está pasando por las cabezas de quienes apuestan por esta obra criminal. Uno no puede dejar de pensar en las obras hidraúlicas hechas en Aragón en los últimos 20 años y lo poco que han cambiado la realidad del país, aunque sí que hayan cambiado la cuenta de resultados de los empresarios beneficiados por las obras. Pero sobre todo, no puedo dejar de dar vueltas a la cabeza al hecho de que a toda acción corresponde una reacción de igual intensidad pero en sentido contrario. Hay muchas personas que estamos cansadas de la impunidad estatal. Tiempo al tiempo.
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