Tengo la suerte de que mi padre tenga ya 84 años, eso quiere decir que cuando se produjo el alzamiento contra la República tenía 9 años y medio y vivía en Valladolid con sus padres y hermanas. A partir de aquí paso a relatarlo en primera persona, tal como él me lo ha contado.
Mi primer recuerdo es del día 17 de julio, cuando informaron a mi padre de que los falangistas habían detenido a su hermano Julio. Mi tío era chófer del autobús urbano de Valladolid, era militante de la CNT y tenía un corral donde hacía reparaciones de vehículos más o menos como podía. Cuando le detuvieron estaba conduciendo un camión de la CNT que había reparado y lo iba a entregar a la casa del pueblo, le cazaron en la calle Fray Luis de León donde estaban los sindicatos. Le llevaron detenido con tantos otros con la misma suerte a las cocheras del tranvía. Su destino final fue el paredón tras un "juicio", por llamarlo de alguna manera, militar.
El siguiente recuerdo vivo que tengo es del día 19 andaban lo que llamábamos 'Pacos', era gente que estaban subidas por tejados, normalmente izquierdistas, que disparaban a los que conocían o consideraban que eran del bando sublevado. A un vecino mío, José María, de la plaza Santa Brigida, que estaba en el portal de su casa viendo cómo se desarrollaban los hechos, le dispararon y murió, todavía recuerdo el agujero que quedó en la puerta, porque le atravesó el pecho.
Otro vecino, Trincado, que era falangista y tenía cierta relación con mi padre, fue a casa y le advirtió de que tuviera cuidado, que tal como estaban las cosas le podría pasar algo. Mi padre siempre fue simpatizante socialista y aunque nunca se hizo notar eran conocidas sus simpatías, cosa más que suficiente en aquellos días para que le dieran el paseíllo. Sin embargo lo que le salvó es que en el piso de arriba vivía el teniente de la guardia civil Muriel, teniente Muriel. Era jefe de línea y mis padres tenían muy buena amistad con su mujer y con hija adoptiva, Emerenciana. De tal manera que solo con la presencia ya protegía, digamos que lanzaba el mensaje al resto de fuerzas golpistas de que si él no hacía nada contra Carrasco, el resto no tenía "derecho" a hacerle nada.
Estos son los primeros recuerdos que tengo, luego vinieron los recuerdos de ver cadáveres en cunetas, los bombardeos, los soldados alemanes, moros e italianos, que frecuentaban el prostíbulo cercano a casa, pero eso ya es otra parte de otra historia.
Mi primer recuerdo es del día 17 de julio, cuando informaron a mi padre de que los falangistas habían detenido a su hermano Julio. Mi tío era chófer del autobús urbano de Valladolid, era militante de la CNT y tenía un corral donde hacía reparaciones de vehículos más o menos como podía. Cuando le detuvieron estaba conduciendo un camión de la CNT que había reparado y lo iba a entregar a la casa del pueblo, le cazaron en la calle Fray Luis de León donde estaban los sindicatos. Le llevaron detenido con tantos otros con la misma suerte a las cocheras del tranvía. Su destino final fue el paredón tras un "juicio", por llamarlo de alguna manera, militar.
El siguiente recuerdo vivo que tengo es del día 19 andaban lo que llamábamos 'Pacos', era gente que estaban subidas por tejados, normalmente izquierdistas, que disparaban a los que conocían o consideraban que eran del bando sublevado. A un vecino mío, José María, de la plaza Santa Brigida, que estaba en el portal de su casa viendo cómo se desarrollaban los hechos, le dispararon y murió, todavía recuerdo el agujero que quedó en la puerta, porque le atravesó el pecho.
Otro vecino, Trincado, que era falangista y tenía cierta relación con mi padre, fue a casa y le advirtió de que tuviera cuidado, que tal como estaban las cosas le podría pasar algo. Mi padre siempre fue simpatizante socialista y aunque nunca se hizo notar eran conocidas sus simpatías, cosa más que suficiente en aquellos días para que le dieran el paseíllo. Sin embargo lo que le salvó es que en el piso de arriba vivía el teniente de la guardia civil Muriel, teniente Muriel. Era jefe de línea y mis padres tenían muy buena amistad con su mujer y con hija adoptiva, Emerenciana. De tal manera que solo con la presencia ya protegía, digamos que lanzaba el mensaje al resto de fuerzas golpistas de que si él no hacía nada contra Carrasco, el resto no tenía "derecho" a hacerle nada.
Estos son los primeros recuerdos que tengo, luego vinieron los recuerdos de ver cadáveres en cunetas, los bombardeos, los soldados alemanes, moros e italianos, que frecuentaban el prostíbulo cercano a casa, pero eso ya es otra parte de otra historia.
2 comentarios:
Hoy mi padre, de 84 años, recordaba cuando los evacuaban del pueblo, Bandalies al ladico del frente de Huesca, del hospital de campaña que montaron en el pueblo... y el pobre está todo deprimido...dice que esta noche no dormirá.
G
Tenemos la suerte de tener unos padres con grandes recuerdos... Aunque a veces pesen demasiado.
Un beso!
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